El planeta tierra está habitado por más de 8,7 MILLONES de especies de seres vivos, (eso son muchos seguidores de Instagram, y lo sabes). Hay hongos, plantas, animales…
Dentro de los animales existen variedad de especies con características diferentes: unos viven el mar, otros en la tierra, unos tienen cuatro patas, otros vuelan, unos tienen pelo, otras escamas, unos llevan la casa a cuestas y los hay que incluso que tienen casa con jardín. Esta diversidad y variedad es la que hace del mundo un lugar fantástico de intercambio y aprendizaje
Dentro de la especie animal, estamos nosotros, Los Seres Humanos.
Como ocurre con las otras especies, cada persona que habita en la tierra es única y diferente, pero a su vez tiene un montón de características comunes, e iguales. Entre ellas están: LOS DERECHOS HUMANOS
Como bien sabes, a Los Seres humanos cuando nacen se les otorga un sexo, que puede ser masculino o femenino. A estas alturas, no será necesario explicarte las visibles y evidentes diferencias entre las personas con sexo masculino y las personas con sexo femenino. Pero tal vez si que siga siendo necesario recordarte que, por elcontrario, estas diferencias NO significan que tanto si has nacido hombre, como si has nacido mujer tengas derechos, responsabilidades, oportunidades y capacidades diferentes. Esto es lo que se conoce como: IGUALDAD DE GÉNERO.
Que se traduce en que: Hombres, mujeres, niños y niñas tienen que recibir un trato igualitario y sin discriminación independientemente de su sexo.
Si quieres saber cómo ayudar a las nuevas generaciones a promover y fomentar el derecho universal de IGUALDAD DE GÉNERO... solo tienes que ponerte tus GAFAS DE PENSAR y tomar buena nota.
1. Observa y Escucha
Es importante observar cómo se relacionan nuestros hijos e hijas con sus compañeros y compañeras, entender qué conceptos manejan. Seguramente, ellos te cuentan cosas, pero: ¿Te paras a escucharles?
2. Desmonta Prejuicios
Cuando afirmen algo categóricamente hay que responder con una pregunta: ¿por qué? Por ejemplo, si nuestro hijo nos dice que fregar es de mujeres, podemos preguntarle: “¿Por qué es de mujeres? ¿Los niños no tienen manos? ¿Por qué no van a saber fregar?”. Al tratar de razonar el prejuicio, éste acaba autodestruyéndose.
Además, recordemos que la discriminación también se produce hacia el género masculino: todavía existe una percepción de que los niños deben ser más duros, mientras que las niñas son sensibles. Está peor visto y a muchos chicos se les ridiculiza por llorar, o por mostrar una mayor sensibilidad, y esos son prejuicios que también debemos esforzarnos por desmontar.
3. Evita Generalizar y Comparar
Debemos hacerles comprender que las generalizaciones conducen a error. Cada persona es única e irrepetible, y tiene virtudes, defectos y capacidades propias, independientemente de si es hombre o mujer.
4. Implica a los niños y niñas en las tareas del hogar
Desde el minuto cero, las tareas del hogar deben ser equitativas, y ello no debe crear discusión alguna. Es recomendable no enseñar a los más pequeños a discernir entre aparentes “tareas de hombres” y “tareas de mujeres”, la cooperación en casa es una misión de todos. Una opción a la hora de repartir labores es asignar quehaceres de acuerdo a la edad de los niños.
Los niños y niñas que crecen en hogares donde ambos progenitores comparten las responsabilidades laborales y familiares y donde se respetan mutuamente tienen mayores probabilidades de reproducir relaciones equitativas en su vida adulta.
5. Amplia la gama de colores. Para las niñas, la escala cromática de colores se reduce siempre a los rosas, mientras que, en el caso de los niños, nos movemos entre las tonalidades azules. ¡Craso error! Todos los colores son para los niños, que disfruten de la inmensa y variada cantidad de opciones en materia de colores y valores. Un color no define sexualidad ni personalidad.
6. Comprende nuestras propias limitaciones en cuanto a género
Hemos sido educados en una sociedad que, igual que hoy, pretendía asignar un rol a cada sexo, y por eso nosotros mismos, tanto hombres como mujeres, tenemos interiorizadas algunas actitudes discriminatorias. Es bueno mirarnos con ojo crítico y, de alguna manera, reeducarnos.
7. Responde sus dudas
Debemos procurar que el momento de la televisión o del ordenador lo compartan con nosotros, y así podremos responder a cualquier pregunta que les surja respecto a aquello que están viendo. Estos son los momentos propicios para cuestionar los estereotipos que difunden los medios de comunicación masiva. Sobre todo, en la publicidad. Aquí el desafío consiste en responder a todas sus preguntas e inquietudes -incluso las dudas relacionadas con la sexualidad- de manera clara y precisa.
8. Roles sí, roles sexuales no.
Los juegos cumplen una función más que privilegiada y primordial en la crianza de los niños. Especialmente si hablamos de los juegos de roles. Ahora bien, hay una realidad: los juegos más divertidos no entienden de sexo. Todos pueden divertirse por igual, con cualquier juguete y con cualquier actividad. Y aquí no importa en absoluto ser niño o niña a la hora de escoger. Bríndales libertad.
Lo mismo a la hora de elegir un juguete, no les presionéis para que pidan unos artículos u otros, tenéis que dejar que elijan por su cuenta lo que realmente desean.
9. Da ejemplo
Ellos y ellas nos observan y son como esponjas: repiten nuestras palabras e imitan nuestros comportamientos. Ven cómo nos relacionamos con ellos, con nuestra pareja, con nosotros mismos, con el entorno familiar y con la sociedad. Los patrones de comportamiento se heredan, y no es sencillo desligarse de esta influencia familiar. Evitemos roles, tópicos, lugares comunes respecto al género, y dejemos que vayan creando sus propias opiniones desde el respeto y la empatía por lo diferente.
10. El aprendizaje nunca se acaba
Para enseñar hábitos, debemos ser nuestra mejor versión posible. Y para ello tenemos que desaprender, criticarnos, ver y comprender la realidad de nuestro entorno y cambiar lo que no funciona.