Desesperación e impotencia. Así es como se sienten muchas madres y padres cuando su hijo/a ante una negativa pierde el control y monta en cólera y, se diga lo que se diga o se haga lo que se haga, no logran apaciguar la situación.
Algunos progenitores aseguran que ellos han observado atentamente a sus hijos/as, les han escuchado y mostrado interés por lo que cuentan, validado sus emociones, hablado sobre los sentimientos, ayudado a encontrar soluciones o alternativas, les han mostrado lo importante que son para ellos... Y, aun así, los «numeritos» no cesan. Para tranquilizaros os diremos 2 cosas:
Espacio de paz.
Pide a tu hijo/a que te ayude a buscar un lugar especial dentro de casa al que puede recurrir cuando ante cualquier imprevisto pierda el control. Este lugar debe contener elementos que lo inviten a relajarse y a sentir paz: juguetes, peluches, cojines, su mantita favorita…
Pon en ese lugar un trocito de cuerda o de hilo y explícale a tu hijo/a que cada vez que consiga escapar de la fuerza de la ira y esté en su “espacio de paz” haciendo algo divertido o relajante mientras se calma, haga un nudo en esa cuerda y que cuando llegue a 10 nudos os la enseñe, para que podáis celebrarlo juntos. Tenéis que decidir de ante mano cómo va a ser la celebración de esos nudos: jugar juntos a un juego de mesa, salir a comprar un helado, dormir en casa de un amigo….
Cuando ha conseguido hacer 10 nudos podéis animarle a hacer 20, y luego 30…
Lo importante es que vuestro hijo/a entienda que “tomarse un descanso” y alejarte de lo que te hace perder los nervios, ayuda a sentirse mejor y a pensar con claridad. A algún adulto tampoco le vendría mal esta técnica eh??