Hemos querido que este fuese nuestro primer tema a tratar con vosotros y vosotras porque si os animáis a poner en práctica los LUPATIPS, que básicamente son pequeños trucos y consejos para logar modificar malos hábitos, corregir comportamientos de manera constructiva o mejorar nuestra comunicación con los más pequeños, seguramente como padres y madres implicados en la educación de vuestros hijos e hijas, se os plantee la duda sobre si es bueno o malo premiar o recompensar el buen comportamiento o cambio de conducta de los niños y niñas. Y no solo eso, es fácil, que también dudéis sobre cuándo debéis hacerlo, con qué frecuencia, o qué tipo de recompensas son las más adecuadas dependiendo de la edad.
Generalmente cuando hablamos de recompensar el buen comportamiento de nuestros niños y niñas pensamos en algo material, algo tangible como una chuchería o un regalito, olvidando que las mejores recompensas son las inmateriales: los elogios, los abrazos, el tiempo que pasamos juntos, ver una película compartiendo unas palomitas en el sofá de casa, explicarles un cuento, ponerles música y bailar un rato en el salón, …
Suena muy cursi, lo sabemos, pero de verdad que estas son las mejores recompensas que podéis brindar a vuestros hijos e hijas, ya que además de reforzar su autoestima, darles seguridad en sus actuaciones y sentirse orgullosos de si mismos, les hace saber que lo que han hecho está bien y que eso es lo que esperamos de ellos y ellas.
Las recompensas materiales, sólo de forma puntual.
Es cierto también que a veces los premios materiales pueden ser oportunos de vez en cuando, como por ejemplo prepararles una comida especial que sabemos que les gusta mucho o llevarles al cine por haber hecho algo muy bien.
Si los premios materiales no se convierten en una costumbre o una obligación no hay ningún inconveniente en utilizarlos de manera esporádica para reforzar una buena conducta, como por ejemplo comprarle un libro después de pasar por un mal momento. De este modo, es poco probable que nuestro hijo o hija se acostumbre a obedecer simplemente para que le compremos cosas.
Claro está que habituarse a obedecer a base de premios puede hacer que nuestro hijo o hija se convierta en un chantajista, pero usarlos de vez en cuando es una muestra de afecto que no tiene por qué crear hábito ni malinterpretarse.
Como siempre el sentido común es el mejor consejero. El objetivo es que tu hijo o hija se sienta satisfecho y orgulloso de su buen comportamiento y que en un futuro sepa cómo comportarse por el mero hecho de saber que esa es la forma correcta de actuar.
Lista de Recompensas “no materiales que puedes usar”
Y el súper truco: Te recomendamos que en vuestra familia, os inventéis un saludo, una cadena de acciones que sólo sepáis vosotros (choco las manos, luego los puños, y chocamos los culetes… la que os inventéis) que sea símbolo de vuestro núcleo y que se utilice en momentos de celebración, de necesidad de energía extra, de suerte para un examen… ya nos entendéis. Ese saludo, por tonto que parezca, está plagado de sentido de pertenencia, de seguridad, de complicidad, de buen rollo, de amor, de cariño, de unidad, y de exclusividad, ya que es sólo vuestro.
Consejos para que las recompensas sean efectivas:
Recompensa a tu hijo o hija por comportamientos positivos concretos y específicos. “Portarse bien” no es un comportamiento concreto ya que puede interpretarse de muchísimas maneras, en cambio “lavarse los dientes” es algo concreto.
Recompensa a tu hijo o hija después de que realice el comportamiento positivo deseado. Hacerlo antes no es una recompensa sino un soborno (ej. Si te vas a dormir ahora, mañana te daré un juguete nuevo). Las investigaciones nos han demostrado que los sobornos no son tan efectivos como las recompensas que se dan DESPUES del comportamiento deseado.
Premia comportamientos positivos (por ejemplo, en vez de recompensar “no pegar” puedes premiar “jugar cooperativamente”) Reforzar los mensajes positivos ayudará a los niños y niñas a entender las expectativas de comportamiento que se tienen para ellos y ellas
Y ahora solo queda que elijas el reforzador positivo que más te haya llamado la atención, y que lo pongas en práctica y nos cuentes, si funciona. En Las Gafas de Pensar tenemos una buena política de cambios y devoluciones.