Reflexionar acerca del consumo de azúcar por parte de los más pequeños, y de la importancia de comer siendo plenamente conscientes de los alimentos que ingerimos, es como decimos las chicas/señoras de Las Gafas de Pensar… UN TEMAZO.
En este Lupatip nos aproximaremos a este tema, pero no desde un enfoque estrictamente nutricional. Más bien queremos abordarlo como madres, como educadoras, como personas que intentantomar consciencia de sus actos.
Qué comer azúcar no aporta nada beneficioso es algo que todos sabemos. Pero lo que no sabemos muchos es la cantidad industrial de azúcares que circulan en los productos que compramos en el supermercado. Hay tantos y tantos productos que lo contienen, que es muy difícil que nos demos hasta cuenta.
Todos pensamos que el azúcar está en las chuches o en la bollería, pero la realidad es que son muchos los productos que contienen grandes cantidades de azúcares.
Hay azúcar en el tomate frito. Hay azúcar en la pasta. Hay azúcar en el pan. Hay azúcar en las galletas digestive. Hay azúcar en los yogures desnatados. Hay azúcar en los zumos. Hay mucho más azúcar del que creemos. Hay mucho más azúcar del que debería haber.
Para aportar algunas cifras de referencia, hace poco la OMS recomendó no tomar más de 50 gramos de azúcar al día en el caso de los adultos, y en el caso de los niños no tomar más de 37 gramos diarios.
Pues bien, ¿sabías que un zumo de 200ml puede llevar hasta 20 gramos de azúcar? ¿Y que unas natillas llevan 22 gramos? Un poco aterrador, ¿verdad?
Pero ¿por qué las empresas añaden la sustancia a prácticamente todo? Según las especialistas Kara R. Goldfein y Joanne L. Slavin, existen cinco grandes razones: dar color, dar textura, facilitar la fermentación en productos como el vinagre o el yogur, funcionar como conservante y, por supuesto, dar sabor. Considerando que, a fin de cuentas, el objetivo de las empresas es el de presentar su producto de la manera más atractiva, es lógico que estas no renieguen de las bondades que supone para para su negocio el recurso al azúcar
Por ese motivo es realmente importante que tomemos consciencia de la cantidad de azúcares que llevan los productos que añadimos en nuestro carro de la compra. Aunque inicialmente pueda ser un poco tostón tener que revisar las etiquetas, finalmente terminaremos interiorizándolas y nuestra selección será casi automática. Y aunque sea muy difícil eliminar completamente el azúcar, se puede bajar muchísimo su ingesta.
¿Una forma fácil para empezar?
Eliminar los productos procesados, las galletas, la bollería, los zumos preparados y batidos, y cambiarlos por fruta, verdura, frutos secos, zumos naturales… Solo hace falta tomar consciencia e ir sustituyendo cada producto con azúcar, por otro más natural. Intentar apostar por productos frescos y huir de la comida preparada
¿Cómo enseñar fuerza de voluntad?
“El autocontrol es muy parecido a un músculo; cuanto más lo usas, más fuerte es”, Puede parecer una tontería, pero llevar un estilo de vida saludable ayuda a que el cerebro ponga límites al instinto y esto nos ayudará a reducir la tentación de comer en exceso.
El paladar también se educa por lo que ir reduciendo la cantidad de azúcar en la dieta de nuestros hijos es una buena estrategia para terminar por habituarles a comer sin los azúcares añadidos.
Los bebés saben controlar su apetito; comen cuando tienen hambre y paran de comer cuando están llenos. Pero esta habilidad innata no dura mucho. Los niños descubren pronto que un brownie sabe mejor que el brócoli, que los gusanitos son mejores que la fruta y que los refrescos son más divertidos que la leche. Visto así, ¿cómo no van a querer comida basura tengan o no tengan hambre?
Los niños, especialmente los más pequeños, carecen de autocontrol y buscan en la comida satisfacción inmediata. Nosotros, como adultos, sabemos que tener fuerza de voluntad es difícil. Ponerse límites en un mundo donde estamos constantemente incitados a comer alimentos con azúcar y grasa es agotador pero por salud, vale la pena intentarlo.
El truco está en ayudar a los niños a reconocer cuando tienen hambre, enseñarles a manifestarlo y no vigilar constantemente lo que comen. Si te conviertes en ‘el policía de la comida’, tú estarás tomando las decisiones por él y puede que eso derive en que elija comer en exceso cuando no le estás mirando.
Es evidente que la industria alimenticia no nos lo pone fácil a los padres y madres pero podemos seguir una serie de recomendaciones para que reducir drásticamente el azúcar de la dieta de nuestros hijos y de la nuestra, no nos amargue la hora de comer.
Es complicado sí, pero no imposible.
Aquí tienes nuestro pequeños consejos:
Estas son sólo algunas pequeñas recomendaciones pero seguro que a ti se te ocurren muchas más e incluso puedes adaptar algunas de las que te proponemos aquí o combinarlas con los trucos que aparecen en nuestro Lupatip 19 para animar a los niños a probar platos nuevos, diferentes y saludables.
Es importante que empecemos a revisar poco a poco los hábitos alimenticios de nuestra familia, de una forma tranquila pero con la intención de ir cambiando progresivamente aquellos que son más negativos para nuestra salud y la de nuestros hijos porque están más “peligrosamente azucarados”.