La paciencia al igual que muchos buenos hábitos se aprenden, y tu hijo/a la cultivará gracias a tu ejemplo.Para enseñarlo es necesario comprender que a su corta edad es difícil entender ciertos conceptos abstractos como el tiempo
Los niños/as muy pequeños viven siempre en el presente, no saben distinguir muy bien entre qué es hoy, qué es mañana o media hora, ellos solo pueden comprender lo que pasa aquí y ahora, nada más.
Por eso es que muchas veces les resulta muy complejo esperar, pues para ellos/as ese tiempo de espera significa que lo que desean no va ocurrir nunca; por lo tanto, esa frase “espera un momento, por favor” para ellos es insuficiente. Y esa falta de compresión o esa impaciencia, los lleva a armar berrinches o exigir tantas veces y tan seguido lo que desean que acaban fácilmente con la paciencia de papá o de mamá.Una estrategia para ayudarles a retrasar las gratificaciones consiste en usar temporizadores. Los relojes de arena son ideales ya que también pueden tener un efecto relajante. Por tanto, la próxima vez que tu hijo/a te pida algo y no puedas atenderlo inmediatamente, simplemente recurre a un temporizador. Eso sí, ¿asegúrate de cumplir tu promesa cuando el plazo de tiempo acabe Eh?
Pero sin duda un trucazo para enseñar a tú hijo/a a ser paciente es involucrarlo/a en juegos y actividades que requieran paciencia, algo que no se consigue con los juguetes electrónicos ya que estos acostumbran a los niños/as a una gratificación instantánea. Los juegos de mesa o las actividades de grupo le ayudan a tener que esperar. De hecho, si tu hijo/a tiene dificultades para esperar su turno en el columpio, por ejemplo, en vez de evitar el parque debes visitarlo más a menudo para reforzar la necesidad de ser amable y paciente.
¿Qué os parece si esta semana planificáis una sorpresa? Algo que vayáis a hacer a largo plazo, ¿aunque sea llevar el desayuno a mamá a la cama el siguiente fin de semana? Este tipo de actividades ayuda a aprender la demora en las gratificaciones.
Ponerlo a prueba y nos contáis